jueves, 9 de febrero de 2012

Fraga cazador


ME HA RESULTADO curioso que entre la marea de ditirambos y alabanzas desmedidas que algunos han dedicado al recientemente fallecido Manuel Fraga no se haya hecho mención alguna a una de sus mayores hazañas: el perdigonazo que propinó en salva sea la parte, durante una jornada de caza en Toledo, a la hija del Generalísimo. En mucho aprecio debía tener este al impetuoso ministro de Información y Turismo cuando no lo mandó a galeras. A lo más a lo que llegó, según cuentan las crónicas, fue a prohibirle volver de cacería con él. «Debo decir que la actitud de ambos (Franco y su hija) ante mi lamentable gafe fue ejemplar, de generosidad y buen estilo», anotó Fraga en su diario del 1 de febrero de 1964.

Parece de justicia que este glorioso capítulo en la vida del fundador del PP no sea olvidado por los españoles.
   
 

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